Y me gusta repetir el mismo habito.
La costumbre de perderme.
De volver sobre mis pasos para no encontrarme.
De buscarme otra vez y sin intenciones de hallarme.
Redescubrirme, Reduscubirnos.
Un recordatorio del principio y de tu forma de hallarme.
De miradas escondidas y los roces exactos.
De esas palabras justas y los besos robados. Siempre acompañados de la misma risa; de esas risas.
Tan melódicas y perfectas al oírlas repicar juntas.
Una perfecta armonía entre el contorno imperfecto.
Con el contraste exacto, con los matices definidos, y los contornos difuminados.